La otra cara del museo

Estimada familia, esta semana ha tenido lugar la primera salida fuera de nuestro entorno en la Vega.

La visita se ha realizado al Museo de Bellas Artes de Granada, situado en la Alhambra para asistir a una visita titulada «LA OTRA CARA DEL MUSEO». 

El objetivo de la visita es dar a conocer la cara oculta de la institución museística (almacenes y taller de restauración, cerrados habitualmente al visitante) que concluye con la realización de un trabajo plástico en el aula didáctica.

Se realiza en el edificio Nuevos Museos (recinto de la Alhambra y Generalife). Ha consistido en un recorrido guiado por Cari que ha explicado cuál es el fin de los Museos, tipos de museos así como cuál es el proceso de conservación y restauración de diferentes obras de arte.

Para llegar al Museo hemos entrado al recinto de la Alhambra y hemos ido subiendo por el bosque que lleva al Generalife.

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El alumnado ha recorrido diferentes almacenes donde se guardan los cuadros tanto los que necesitan un trabajo de conservación y restauración como aquellas obras que deben ser guardadas para posteriores exposiciones en el Museo.

Para conocer en profundidad cuál es el trabajo que se realiza en estas instalaciones se ha establecido un debate donde el alumnado de quinto de primaria ha ido participando con sus conocimientos previos sobre todo el proceso. Se ha hablado de la evolución del arte desde la época musulmana hasta nuestros días. Cuando se fundaron los museos y cuál era su finalidad. Cuál  ha sido la historia de los Museos de Bellas Artes y en concreto por los distintos espacios en los que ha estado la sede de este museo. Por otra parte nos ha explicado los diferentes materiales que se pueden usar para pintar en los lienzos.

También Cari,  nos ha hablado de las diferentes obras de arte, de los objetivos que tiene un museo, de cómo se realizan determinadas obras de arte como el grabado, y sobre todo sobre las emociones y sentimientos que nos transmiten de forma individual estas obras. A cada persona nos puede transmitir cosas diferentes e incluso en momento diferentes de la vida puede cambiar tu concepción de los sentimientos que cada persona puede sentir al observar o contemplar la misma obra.

Otro aspecto que ha explicado han sido las técnicas para rellenas la lagunas que se crean en los cuadros, roturas y como realizando puntillismo y rayado se van completando y a cierta distancia no se observa que había un desgaste en el lienzo. Para ello el alumnado de quinto ha podido practicar pintando en impresiones de algunos cuadros religiosos del siglo XVI y XVII

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Por otra parte hemos visto qué profesionales trabajan en los Museos.

El alumnado ha ido viendo distintas obras de Fray Luis Sánchez Cotán, Manuel Gómez Moreno,  Manuel Ángel Ortiz,  Y ha podido apreciar las diferencias en los cuadros en función de la época en la que fueren pintados.

Cari  nos ha llevado al laboratorio de restauración, donde Reyes nos ha recibido y nos ha informado de cómo es el proceso de recepción de las obras que llegan al museo, así como la restauración de algunas de ellas por el paso del tiempo, mal cuidado o deterioro por otras causas. Hemos visto y tocado los diferentes materiales que pueden ser necesarios para poder trabajar con una obra de arte, así como los elementos que los restauradores deben ir cuidando en cada cuadro, desde roturas del lienzo hasta la pérdida de la pintura. Hemos aprendido conceptos como Peine (estantería donde se cuelgan los cuadros), Bastidor, Lienzo, Cola de Conejo, Isopo (bastoncillo que ayuda a limpiar el cuadro).

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Hemos podido ver cómo este proceso es un trabajo donde interviene un equipo multidisciplinar compuesto por restauradores, historiadores, químicos, biólogos, fotógrafos, etc.  Para conocer el estado de conservación de una obra y su evolución se utilizan diversos tipos de análisis y metodologías de investigación.
Así el restaurador obtiene información sobre la técnicas y materiales que se utilizaron al realizar la obra y poder utilizar esas técnicas para modificar mejorando el estado de los cuadros incluso modificando el soporte.

Una vez terminada la visita al taller de restauración han podido disfrutar de una pequeña merienda.

Terminado el descanso se ha pasado a visitar los almacenes donde se guardan los cuadros. Cari ha explicado que hay cuadros de distintos lugares que se han ido comprando o que personas privadas han donado a lo largo de los años al museo. Se han visitado dos talleres uno de obras del siglo XVII y otro del siglo XX.

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En esta salido también hemos aprendido un nuevo vocabulario relacionado con el arte:

  • Isopo
  • Reintegración cromática
  • Laguna.
  • Comisario de la exposición,
  • Correo,
  • Dadaísmo
  • Realismo
  • Cubismo
  • Papel japonés
  • Ficha estado conservación
  • Bastidor fijo o móvil

Por último la visita ha terminado con una propuesta didáctica donde el alumnado a decorado un estuche de tela como si se hiciera un grabado. Para ello han elegido pegatinas de distintas formas, todas obras  de Miguel Ángel Ortiz. Una vez elegida la obra que queríamos hacer en nuestro estuche, había que elegir la cara A o la Cara B de la pegatina y colorear con rotuladores de tela. Nos han quedado unos estuches maravillosos.

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Agradecemos a Cari y a Reyes su atención y lo mucho que hemos disfrutado en el día de ayer.

Buen fin de semana

Isabel Rosales

Los juegos de mesa

Los juegos de mesa son una forma sencilla y muy completa de ayudar a los niños a aprender mientras se divierten. Con una partida en clase o en tiempo de recreo , el cerebro puede trabajar tanto como muchas actividades del aula, pero en un ambiente relajado y cercano.

Cómo ayuda el juego al cerebro

El cerebro aprende mejor cuando hay tres cosas: novedad, reto y una respuesta rápida a lo que se hace (por ejemplo, ver si una jugada sale bien o no).
Cuando un juego nos plantea un desafío que parece posible, nos despierta curiosidad y emoción, y el cerebro “se enciende”: presta más atención, se concentra mejor y recuerda más lo que ocurre. Es decir, al cerebro le encantan los retos divertidos con recompensa rápida.
Si además los niños disfrutan, se ríen y comparten ese momento con otros, el aprendizaje es más profundo y se mantiene más tiempo.

Lo que pasa en el cerebro cuando juegan

Cuando algo les interesa y les emociona, una zona del cerebro “emocional” se activa y se liberan sustancias que ayudan a concentrarse mejor y a pensar con más claridad.
Este tipo de experiencias agradables implica que el cerebro quiera repetirlas, así que los niños están más abiertos a seguir aprendiendo a través del juego.

Además, el cerebro es “moldeable”: cambia y mejora cuando se ejercita.
Cuantas más experiencias ricas y variadas tiene (como juegos con normas, estrategias, cálculo, lectura, etc.), más conexiones crea y más fácil le resulta después aprender otras cosas.

Aprendizaje con otros: lo social también enseña

Los niños no solo aprenden de lo que hacen, sino también de lo que ven hacer a los demás. Al mirar cómo juegan otros, cómo se organizan, cómo se enfadan o se calman, el cerebro también aprende por imitación.

Por eso es tan importante que los niños jueguen en grupo: el juego de mesa no es solo mover fichas, también es hablar, escuchar, ponerse de acuerdo, resolver conflictos y entender los gestos y emociones de los otros. Todo esto construye la base para una buena convivencia, dentro y fuera del colegio.

Qué aprenden a nivel curricular

Mientras juegan, los niños ponen en marcha muchas áreas que se trabajan en el colegio:

  • Verbal: leen instrucciones, comprenden cartas, explican sus jugadas y argumentan sus ideas.

  • Numérica: suman puntos, cuentan casillas, calculan riesgos, manejan cantidades de dinero o recursos.

  • Espacial y razonamiento lógico: imaginan movimientos en el tablero, buscan caminos, resuelven problemas y planifican estrategias.

  • Atención y memoria: recuerdan reglas, turnos, cartas ya jugadas y detalles de la partida.

Así, trabajan lenguaje, matemáticas, pensamiento lógico, atención y memoria sin sentir que están “haciendo deberes”.

Funciones ejecutivas: entrenar el “director de orquesta”

Las funciones ejecutivas son las habilidades que ayudan al niño a dirigir su comportamiento: decidir, organizarse, controlar impulsos, cambiar de plan…
Los juegos de mesa son un gimnasio perfecto para estas capacidades:

  • Atención sostenida y selectiva: mantenerse concentrados durante toda la partida y fijarse solo en lo importante.

  • Inhibición: esperar el turno, no hacer trampas, no actuar sin pensar.

  • Planificación: pensar la jugada antes, imaginar qué puede pasar después y organizar una estrategia.

  • Flexibilidad cognitiva: cambiar de idea cuando algo no sale como esperaba o cuando otro jugador hace un movimiento inesperado.

Todo esto se entrena casi sin darse cuenta, simplemente jugando.

Habilidades socioemocionales para la vida

Jugando a juegos de mesa, los niños también practican habilidades clave para su bienestar y sus relaciones con los demás:

  • Aceptar normas: entender que las reglas son para todos y hacen el juego más justo.

  • Cognición social: aprender a entender a los otros, sus gestos, sus tonos de voz y sus intenciones.

  • Cohesión grupal: sentir que forman parte de un grupo y que todos cuentan.

  • Cooperación: en los juegos cooperativos, aprender que a veces ganar significa hacerlo juntos.

  • Escucha activa: atender a las explicaciones y opiniones de los demás.

  • Inteligencia emocional: aprender a gestionar la frustración de perder, la alegría de ganar y el respeto a las emociones ajenas.

  • Tolerancia a la frustración y tiempos de espera: aceptar que no siempre se gana y que a veces hay que esperar.

  • Negociación: llegar a acuerdos sobre reglas, resolver conflictos y buscar soluciones que todos acepten.

Son habilidades que los niños usarán toda la vida: en el colegio, en casa, con amigos y en su futuro trabajo.

Además de los juegos de mesa, es muy importante que los niños puedan jugar a otros tipos de juegos en movimiento, sin necesidad de balón. Actividades como el ping pong, el escondite o el pilla‑pilla en el jardín hacen que los niños corran, salten y se muevan. Este tipo de juego al aire libre les ayuda a liberar energía, reducir estrés y dormir mejor, algo clave a estas edades.​

En estos juegos libres y activos los niños también deciden a qué jugar, con quién y cómo organizarse, lo que aumenta su autonomía y su seguridad en sí mismos. Al negociar reglas, cambiar de rol (a veces persiguen, a veces se esconden) y resolver pequeños conflictos, siguen entrenando habilidades sociales como la cooperación, la empatía y la capacidad de llegar a acuerdos. Además, el contacto con la naturaleza o simplemente con el patio o el jardín activa los sentidos, despierta la curiosidad y enriquece su forma de entender el mundo, algo que no se consigue igual con las pantallas.​

También es importante combinar los juegos de mesa con juegos en movimiento deferentes a los tradicionales de balón: ping pong, escondite, pilla‑pilla, carreras en el jardín, circuitos con cuerdas… Estos juegos ayudan a que los niños se mantengan activos, mejoren su equilibrio y coordinación, descarguen energía y se relajen. Al mismo tiempo, siguen aprendiendo a respetar normas, cooperar, negociar y cuidar de los demás, pero ahora usando todo su cuerpo y disfrutando del aire libre.

Jorge Torrente