Finalmente, llegó el gran día. Tras tanto esfuerzo, ¡era hora de vender! Aunque no dispongo de muchas imágenes debido al trabajo del montaje en equipo y al apoyo personalizado desde el inicio, el ambiente ha sido realmente especial.
La clase roja se mostró entusiasmada desde primera hora, ansiosa por atender personalmente a los clientes. Tras una semana de intensos preparativos y simulacros de compra-venta, nos aseguramos de que cada detalle en nuestra tienda estuviera perfectamente cuidado. Durante el día, organizamos:
La clasificación de las plantas, maceteros y la colocación de los carteles con los nombres que preparamos la semana anterior.
La disposición de mesas, toldo, estanterías decoradas, números de turno, carteles de precios y, por supuesto, las macetas.
En asamblea, repasamos el precio de las plantas: 1€ para las pequeñas y 2€ para las grandes, y practicamos estrategias para calcular el cambio utilizando palitos, algo que, aunque complejo, nos fue de gran ayuda. Además, insistimos la importancia de dirigirnos a los clientes siempre con educación y respeto.
Antes de la llegada de las familias, expliqué la necesidad de ser muy pacientes, ya que cada rojito tendría su turno para vender una vez que sus padres se acercaran. Fue fundamental respetar el tiempo asignado para que todos pudieran poner en práctica las estrategias aprendidas, y lo hicieron de forma ejemplar, mostrándose muy respetuosos entre ellos.
A las 16:15, levantamos la persiana y abrimos oficialmente nuestro vivero.
El aprendizaje fue verdaderamente significativo. Durante la sesión de compra-venta, se pudo apreciar la profesionalidad de nuestros pequeños vendedores, lo que me llenó de orgullo y satisfacción. Les felicité por su dedicación y esfuerzo.
¡Gracias a las familias por vuestra estupenda participación!Al aplicar lo aprendido en lógica-matemática (precios y cantidades) y alfabetización (escritura e identificación de nombres de plantas), el grupo demostró sus capacidades de manera sobresaliente. Nuestros pequeños rojos se sienten muy orgullosos de lo logrado.
Cerramos la semana del vivero de una manera muy especial, culminamos con la venta de nuestras plantas a los grupos de primaria. Ha sido realmente gratificante poder seguir aprendiendo junto a nuestros compañeros de la planta de abajo.
Aprendemos con motivación, experiencia y, sobre todo, con juego.
Ayer, al realizar el recuento del dinero en caja durante la asamblea, pudimos constatar que nuestro vivero ha sido un éxito rotundo.
Ahora, solo nos queda esperar con ilusión la llegada de la Semana de la Lectura. Esta cita nos permitirá invertir todo lo recaudado en la compra de ejemplares para nuestra biblioteca.
Feliz fin de semana.
Silvia.
Que bonito día Silvia, Mathéo volvió encantado a casa, tanto que había que trasplantar las plantas ya de ya!! Y al día siguiente pasamos la tarde trasplantando, y ya de camino arreglando las plantas de la nueva terraza. Gracias por el tiempo invertido, me encantó que mi hijo me dijera: gracias! Vuelvan pronto! Jijiji en un añito volveremos por allí
¡Gracias por tu mensaje Sara y por compartir vuestra experiencia en la casa nueva,jajaja! Estos gestos de gratitud y de ilusión son la mejor recompensa, y estoy segura de que, dentro de un año, volveremos para seguir aprendiendo juntos. Un beso, Silvia.
EL proyecto del Vivero me parece una forma muy divertida de aprender y de adentrarse un poco en la vida real..y bueno, no hay mas que ver sus caritas para ver lo que disfrutaron con ello!! jijijij!muchas gracias Silvia! 😉
¡Muchísimas gracias por tu mensaje! Me alegra enormemente que el proyecto del vivero os haya resultado tan divertido y significativo.
Desde el punto de vista pedagógico, esta pequeña “empresa” ha permitido a los rojitos aprender de forma globalizada, es decir, integrando distintas áreas de conocimiento a través de una experiencia real. ¡Gracias a vosotras por participar con tanto cariño! Sin duda, estas experiencias en “modo realidad” les ayudan a crecer como personas y a conectar el aula con nuestra vida cotidiana. Un beso, Silvia.