PROFESIÓN: PANADEROS

Hoy hemos tenido una exposición de la profesión muy especial, ya que en lugar de visitarnos una mamá o un papá, han sido unos abuelos.

Antonio y Mari, abuelitos de Marina se han prestado voluntarios para hablarnos acerca del oficio de panaderos, que durante muchos años han desempeñado.

Comenzamos con una visita al baño para lavar correctamente nuestras manos y después nos trasladamos hasta el comedor donde, ataviados/as con nuestros delantales, escuchamos atentos todas las explicaciones.

Marina nos presenta a sus abuelos diciendo cómo se llaman y en qué trabajan y presta mucha ayuda durante toda la exposición.

Para acercarles al término levadura y el proceso químico que realiza en la elaboración del pan, ejemplifica su acción con un símil a la espuma de la cerveza. Quedamos en que «unos bichitos muuuuy pequeñitos, que son invisibles al ojo humano, están presentes en ese líquido y forman esas burbujas. Eso se llama fermentar». Pues bien, para que el pan esté blandito y esponjoso también necesitamos «echarle esos bichitos» a los que les encanta comer harina.

Trae ya preparada «masa madre» que todos pueden tocar para apreciar su esponjosidad. Añadiendo huevo, aceite, levadura, harina y una pizca de sal, y con la ayuda de la amasadora, conseguimos que esa masa crezca.

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Una vez preparada la masa realizamos, con la ayuda de unos moldes, unos panes de figuritas que tomaremos en el almuerzo. Después, mientras nosotros experimentamos con la masa, Antonio nos prepara unos deliciosos bollitos que tomamos en la merienda y a los que añade un poquito de azúcar y huevo (para que estén doraditos y brillantes).

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Para poder hornear nuestros bollitos primero debemos hacer que fermenten, así que los metemos en el horno a baja temperatura y mientras se realiza el proceso, tomamos nuestra fruta. Una vez comprobamos que están listos, pasamos a hornearlos.

¡Nada como un pan recién hecho y de calidad!

Muchísimas gracias por esta colaboración tan especial,

Esther Justicia.