Ayer nos visitó en el aula Natalia, mamá de Leo S.
Aunque Natalia es una chica polifacética 😉 , en esta ocasión (por acuerdo mutuo entre las dos…) ha enfocado su profesión por el sector del turismo.
Tanto Leo como ella nos han transmitido la importancia de conocer el patrimonio que nos rodea; los monumentos, edificios y lugares emblemáticos de cada pueblo o ciudad tienen una historia que contar.
Nos han explicado la preparación y cualidades que necesita un guÃa turÃstico en cuanto a historia, arquitectura, arte, idiomas, capacidad de comunicación, capacidad para adaptarse a las necesidades del grupo que tenga en cada momento…….
También nos cuentan que demás de haber guÃas turÃsticos que «enseñan» las ciudades, existe otro tipo de guÃas que pueden guiarnos por otro tipo de espacios (por ejemplo por la alpujarra, la costa, Sierra nevada……), dependerá del tipo de visita / excursión que vayamos a realizar.
Durante la exposición nos hablan de la utilidad de un plano, en él podemos orientarnos para encontrar los lugares emblemáticos de una ciudad. También nos cuentan que en un plano siempre aparece en una esquinita, una estrella de los vientos que nos mostrará dónde están los puntos cardinales (Norte, Sur, Este y Oeste). Nos ha parecido de lo más interesante…
Tras la charla, Natalia nos propone que el juego en el que desarrollemos la profesión de hoy se traslade al jardÃn del centro. Allà llevaremos a cabo la propuesta, pero antes de nada debemos escoger cuales serán los roles que desempeñaremos en la misma.
Asà nos encontramos con que «nuestros artistas» quieren ser……..
Por otro lado…….
Y como no………
Una vez preparados y repartidos los diferentes papeles, bajamos al jardÃn y comienza la acción. El grupo de turistas, que en un principio están durmiendo en su hotel 🙂 deciden ir a la oficina de turismo para que les informen y poder contratar a unos guÃas cualificados que les enseñen todos los rincones de nuestro jardÃn romántico.
Yo aprovecho la ocasión para contarles la leyenda del león de nuestro jardÃn, un león de piedra que se encuentra un poco escondido por la yedra y que sufrió el maleficio de una bruja malÃiiiisima.Â
En este punto nos despedimos de Natalia, no sin antes cantarles un «ozú que bien» y darle las gracias por habernos acercado a una profesión tan divertida como la suya.
Loli Gálvez