La casa abandonada. Capítulo 4

Al encontrarse con ese gran campo tan verde, Jack pensó que sería su imaginación pero su pensamiento era erróneo, o incorrecto.

Jack se puso a correr, por medio del campo, disfrutando de su libertad. Estuvo bastante tiempo corriendo. Después de un largo tiempo, Jack avistó  una carretera que parecía interminable, y bien alfaltada. Siguió la calle, pasaron minutos y más minutos, hasta que no había más carretera. Al final de la calle se podía apreciar una casa, bastante vieja. Las escasas ventanas que le quedaban, estaban rotas, o sin cristales, tenía una puerta, también un poco rota, y además tenía un gran agujero en mitad de la puerta, el pomo de la estaba medio roto.

Jack, esta vez, temblándole la mano, tocó la puerta. Pasó un buen rato y tuvo que tocar otra vez en la puerta. A la segunda vez que tocó la puerta, tuvo la mala suerte que la primera, y entonces tuvo que tocar una tercera vez. En la tercera vez tuvo más suerte, pero la puerta se abrió sola, y eso le asustó demasiado a Jack, haciendo que se echara hacia atrás involuntariamente. Después de su movimiento involuntario, detrás de la puerta pudo ver a un hombre mayor, pero no se dio cuenta de que este tenía un palo bastante grande, y con él, le golpeó la cabeza, y lo dejó incosciente.

Jack se despertó en una habitación, un poco más limpia que en la otra que se encontró. La habitación tenía una puerta cerrada con llave, pero Jack no estaba atado y pensó que sería muy fácil escapar, pero justo al levantarse, una televisión se encendió, dejando ver al… !!!EL PERSEGUIDOR¡¡¡, Jack no se lo podía creer. El Perseguidor tenía la cara cada vez peor desde la última vez que lo vio. El perseguidor le dijo que tenía que encontrar una llave que esta estaba escodida. El perseguidor no dijo esta frase con las mismas palabras que he explicado.

Después de un largo tiempo, una luz iluminó a un hombre que este estaba en mal estado o algo por el estilo, con una X en el cuerpo (en la barriga). Jack pensó, que en la parte que señalaba la X, se podría encontrar la llave. Se levantó y fue directamente hacia el hombre, tirado en el suelo. Se agachó cuando estaba al lado del cuerpo y cogió el cuchillo, que estaba al lado. En ese momento se dio cuenta de que el hombre tirado en el suelo era su amigo del trabajo. Jack tuvo que tomar una decisión.

Después de un largo tiempo pensándolo, Jack tomó una decisión, intentaría encontrar la llave. Cogió el cuchillo y acuchilló a su gran amigo. Después de un largo tiempo, Jack encontró la llave debajo de la piel. Jack, con las manos llenas de sangre, cogió la llave, fue directamente a la puerta cerrada, intentó abrir, pero como tenía las manos manchadas, se le escurría la llave, pero después de un tercer intento, pudo poner la llave en la cerradura, la giró haciendo que la puerta se abriera.

Jack entró dentro de la habitación que había detrás de la puerta. De repente, la puerta se cerró, dejando a Jack encerrado, en la habitación. Un contador de tiempo señaló 2 horas. En dos horas un gas tóxico, lo iba a afixiar. Jack estuvo buscando alguna salida, pero su intento fue en vano. Al contador le quedaba 1:30h., y Jack estaba desesperado. De repente una X se iluminó…

Día de Andalucía. Granada es de cine

Mira estos videos de Granada y los juegos de Andalucía en alquería_tic para celebrar el día de Andalucía en nuestra comunidad. En clase trabajaremos sobre ello.

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El caballero de la armadura oxidada

Ficha bibliográfica:

Título: El caballero de la armadura oxidada

Autor: Robert Fisher

Editorial: Ediciones Obelisco

ISBN: 9788497772303

Idioma: Castellano

Año: 2005

Páginas: 108

El libro nos cuenta la historia de un caballero que vive obsesionado con demostrar que es bueno, amoroso y generoso. Este caballero tiene una hermosa esposa llamada Julieta y un hijo llamado Cristóbal. Llevaba tanto puesta su armadura que su familia ya casi no lo reconocía, un día su esposa se hartó y le dijo que se la quitara, él ante la posibilidad de que ella le abandonara con su hijo decidió quitársele, pero no pudo. Primero intentó que se la quitara el hombre más fuerte del reino pero por mucho que lo intentó no pudo, tras estar un tiempo en el castillo decidió marcharse para buscar a su rey, él no estaba allí, pero en su lugar se encontró con un bufón que le dijo que la única persona que podía ayudarle se llamaba Merlín y vivía en los bosques.

Tras un largo tiempo caminando solo y perdido encontró a Merlín, este le ayudó a recuperarse (pues había hecho un largo camino y se encontraba medio muerto). Tras pasar allí un largo tiempo empezó a sensibilizarse y escuchar a los animales, decidió que tenía que irse de allí pero su familia no lo quería, pero debía quitarse esa armadura, aunque no fuera por ellos, sino por sí mismo. Merlín le propuso para esta misión que recorriera el sendero de la verdad y que dejara el de la mentira, que es el que había recorrido hasta ahora. Le dijo que cuando llegará a la cima de la montaña que estaba tras ese camino se liberaría de su armadura. En ese camino se encontraría con tres castillos: El del Silencio, el del Conocimiento y el de la Voluntad y la Osadía. Durante su camino le acompañarían una ardilla y Rebeca, una paloma…

Abdel

Ficha bibliográfica:

Título: Abdel
Escritor: Enrique Páez Mañá
Editorial: SM
Colección: El barco de vapor

Año: 1994
Nº pág.: 108
ISBN: 84-348-4271-8

El día para esta tertulia será el próximo 20 de Marzo.

Resumen:

Abdel inicia su viaje desde Marruecos hasta España. El camino es largo y difícil. Atravesará desiertos, cruzará el estrecho de Gibraltar y vivirá una gran aventura cuya recompensa será la libertad. Quizá merezca la pena.

Así empieza:

Vivo en un cementerio, aunque no soy un muerto. Tampoco el enterrador. Soy un hijo del desierto, escondido entre las tumbas de Marbella. Puede que la situación suene graciosa, pero no lo es en absoluto. Mi padre está en la cárcel. Yo soy menor de edad en un país extranjero, inmigrante ilegal, y sin documentos que me identifiquen. La policía me busca. Una banda de traficantes de drogas me busca. Si alguno de ellos me encuentra, estaremos perdidos: mi padre y yo.