Crecer cooperando, construir futuro.
El cooperativismo constituye uno de los ejes fundamentales de nuestro proyecto educativo. En nuestro centro creemos firmemente que la escuela debe ser un espacio donde además de fomentar el aspecto académico, se aporten valores, habilidades sociales y competencias que preparen al alumnado para la vida y el futuro profesional. Aprender a colaborar, a comunicarse de manera efectiva, a asumir responsabilidades compartidas y a resolver conflictos en equipo son competencias fundamentales en cualquier ámbito laboral. Al practicar estas habilidades desde edades tempranas, el alumnado desarrolla la capacidad de trabajar en equipo de forma eficiente, de escuchar y valorar diferentes puntos de vista, y de contribuir activamente a alcanzar objetivos comunes. Bajo el lema “Crecer cooperando, construir futuro”, trabajamos de manera transversal para que nuestro alumnado interiorice valores y actitudes que les acompañarán a lo largo de su vida personal, social y laboral.
El cooperativismo, entendido como un modelo de participación, ayuda mutua y responsabilidad compartida, ofrece el marco idóneo para que nuestro alumnado aprenda que:
•El esfuerzo conjunto multiplica los resultados.
•La diversidad de ideas y talentos enriquece los aprendizajes.
•Los logros individuales carecen de sentido sin el apoyo de los demás.
•El respeto, la empatía y la comunicación son indispensables para la vida en comunidad.
En este sentido, educar en cooperativismo no es una actividad complementaria, sino un objetivo clave con el que contribuir a la formación de personas comprometidas, responsables y competentes.

A través del trabajo cooperativo nos permitimos desarrollar valores que consideramos fundamentales:
•Participación activa: cada niño y niña tiene voz y puede aportar sus ideas.
•Ayuda mutua: todos necesitamos apoyo en determinados momentos y todos podemos ofrecerlo.
•Responsabilidad compartida: los proyectos se completan porque cada miembro asume su papel dentro del grupo.
•Respeto y empatía: aceptar la diferencia, ponerse en el lugar del otro y escuchar con atención.
•Solidaridad: implicarse en el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio.
•Compromiso: mantener una actitud constante de implicación tanto en el trabajo escolar como en la convivencia.
En el día a día ponemos en valor estos aspectos a través de situaciones que aparecen de manera natural o de actividades diseñadas. Algunos ejemplos son:
•Construyendo la torre: los alumnos y alumnas, organizados en equipos, debían construir con plastilina y palillos una torre lo más alta posible. El reto exigía organización, comunicación y reparto de responsabilidades, demostrando que solo con la colaboración se alcanzaba el objetivo.
•Juegos matemáticos en equipo: cada grupo contaba con una pizarrita en la que debía resolver retos matemáticos. El trabajo conjunto favoreció el intercambio de estrategias, el diálogo matemático y la búsqueda de acuerdos antes de dar la respuesta final.
•Pautas de convivencia: en pequeños grupos, los niños y niñas reflexionaron sobre normas necesarias en distintos espacios del colegio. Unos se encargaron del aula, otros del comedor y otros de la biblioteca. De este modo, comprendieron que las normas de convivencia no son imposiciones externas, sino acuerdos construidos entre todos para mejorar la vida común.
Estas experiencias ponen de relieve que el cooperativismo no se limita a “hacer algo juntos”, sino que implica aprender a organizarse, a respetar turnos, a ceder, valorar las aportaciones de cada persona, colaborar, respetar , etc.
Tatiana Molina -Tutora 2º EPO-