Era Noche Vieja y estaban dando las campanadas pero justo en la última, el reloj de la Puerta del Sol se paró. Todos se dieron cuenta de que los relojes se habÃan parado justo a las once y cincuenta y nueve minutos y cincuenta y nueve segundos. Hasta los relojes chinos se habÃan parado.
Todo el mundo llevó sus relojes a la relojerÃa hasta intentaron arreglar el de la Puerta del Sol y el Big Ben de Londres, pero no hubo manera de arreglarlos, solo el mejor relojero del mundo podrÃa arreglar esto pero él estaba de vacaciones. Lo llamaron pero no cogÃa el teléfono.

Ya no habÃa dÃa, solo noche, Noche Vieja. Pasaron meses y meses y todavÃa seguÃa siendo Noche Vieja, todos tenÃan ganas de que acabaran pero tenÃan que esperar a que el relojero volviera. Enseguida descubrieron que era francés y estaba arreglando los relojes de Francia por lo que tenÃa mucho trabajo.
El relojero francés consiguió tanto dinero que pudo enseñar a muchas personas entendidas a solucionar el problema. AsÃ, una vez puestos en marcha todos los relojes, las agujas comenzaron a funcionar y la gente pudo tomarse las uvas y celebrar el año nuevo un poco tarde.














