La Vega de Granada, patio del colegio

Conversación de tres alumnos, registrada en el camino de vuelta al colegio:

«¿Hoy no vamos al patio?»

» Pero si hemos estado toda la mañana de excursión, es como si hubiéramos estado toda la mañana en el patio.»

«Hemos estado toda la mañana en Conocimiento del Medio, pero en la Vega.»

La primera salida del curso genera una gran motivación para aprender . La actividad se inicia varios días antes en cada una de las clases de primer ciclo:

Conferencias, trabajos colaborativos, comunicación a las familias, recomendaciones de las maestras, preparación cuadernos de campo…

Dos días antes en el grupo de primero Vega da una conferencia relacionada con su  propio nombre y con el entorno natural de  nuestro colegio.

La víspera el grupo de segundo visita al de primero para explicarle las averiguaciones que han hecho, durante el trabajo cooperativo que han llevado a cabo.

El viernes las dos clases a las nueve de la mañana rebosan alegría. Se dan las últimas recomendaciones e inauguramos  el recorrido con una foto de grupo.

El itinerario, a pesar de ser conocido por muchos de los caminantes, ofrece mucho interés porque lo miran con ojos de investigadores, no con los de la rutina diaria del ir y venir al colegio.

El sonido del agua en la acequia en medio del silencio, la garza picoteando en el campo inundado, la geométrica telaraña tejida entre los cardos, la  alegría del río Genil al encontrase con el pequeño torrente que trae el Beiro,  la silueta lejana de la azucarera de San Isidro al doblar una esquina de cañas, el horizonte tan amplio donde distinguimos Sierra Nevada, la Alfaguara, Sierra Elvira y  se adivina la cima de Monte Vives, la silueta de PULEVA, el campo recién labrado donde se están plantando ajos, la higuera entristecida por la alfombra de desechos y basuras que rodean su tronco, las compuertas de madera que administran el riego entre las parcelas, los extensos campos de esparragueras verdes, el olor no siempre agradable de zonas estancadas de agua, el cortijo de S. María de la Vega, que nos da frescor y cobijo para descansar tomando las delicias que hemos traído y un laurel, un castaño de Indias y una higuera nos dan la bienvenida  a los secaderos de ladrillo y de madera que ponen el broche al recorrido.

La recogida del  maíz, encontrado  en un campo ya segado, por los niños es uno de los espectáculos más emotivos que tiene esta excursión. Se repite en cada promoción, desde que nuestra escuela existe, tanto en infantil como en el primer ciclo.

Vuelven los niños cargando los bolsillos, las mochilas, las bolsas improvisadas en la parte delantera de las camisetas con el maíz. Pero no les vale con eso. Durante el trayecto se dedican a desgranarlo. Resulta curioso que no dejen en el suelo ni un grano, ya que el que lo pierde al ir andando, lo encuentra y recoge el que va detrás. Por lo tanto el regreso es lento y laborioso.

En muchos momentos del trayecto, de forma espontánea, han sacado sus cuadernos y se han sentado en medio del camino a dibujar o escribir lo que les parecía más interesante.

Hemos pasado un día extraordinario en el colegio de la vida.

 

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Daría y Rosi

P.D. Agradecimiento a las alumnas en prácticas, María y Beatriz,  por su colaboración.