La imaginación y el pensamiento no se encierran ni se encadenan. El pensamiento del niño se vale de la imaginación para crear imágenes reales o imaginarias a través de la fantasía.
Analizo este dibujo de la portada de un alumno de cuarto curso que muestra una gran simbología. Se centra en un árbol. El árbol se siembra y con el debido cuidado y el paso del tiempo va creciendo. Al pensamiento artístico, le pasa algo parecido. Se ha ido formando a través de múltiples capas de variados colores. Cada capa me recuerda al sustento plural y heterogéneo que nutre el proceso creativo. Contiene una puerta de entrada y una ventana más arriba, dejando así, un espacio de apertura para todo lo nuevo que pueda surgir en el camino del proceso creador. Ese tronco se diversifica en diferentes ramas coronadas por bombillas encendidas. Son la representación de todos aquellos frutos que se producen cuando el proceso artístico concluye su recorrido, su maduración. A veces pueden ser modestos o grandes como esa gran bombilla localizada en la cumbre.
Es una interpretación muy personal de este dibujo. El alumno que lo dibujó, probablemente lo dotará con otro significado.
Cada comienzo de curso, dedico una entrada al cuaderno de artística. Podéis sondear entradas anteriores para tener más información sobre este cuaderno. Os comparto la del pasado curso en este enlace:
https://www.alqueria.es/blogs/alqueriaartistica/page/4/
En esta entrada me voy a centrar en un proceso previo a la creación: la percepción.
Siendo la percepción esa capacidad para captar, procesar y dar sentido a la información que reciben nuestros niños, la situaría como el germen en la creación de imágenes.
La imágenes reales que van formándose en el cerebro de un niño van a estar condicionadas por la maneras de percibir lo que hay o lo que pasa a su alrededor.
La percepción se convierte así en la primera entrada, en el primer estímulo que va a ayudar al niño a interpretar y dar sentido a la información que recibe de su entorno a través de sus órganos sensoriales.
Es un proceso cognitivo activo, mediante el cual el niño, capta, selecciona, organiza e interpreta las sensaciones dotándolas de significado. Al ser un proceso activo, esta capacidad cognitiva, se puede preparar a través de un entrenamiento, ayudándole al niño a centrar su mirada, a dar sentido y entendimiento de aquello que percibe.
Los diferentes tipos de percepción, a priori, ligados a los cinco sentidos (visual, táctil, gustativa, olfativa y auditiva), han ampliado su clasificación, incluyendo otro tipo de percepciones, ambos muy interesantes en el campo de la educación artística.
La percepción espacial ayuda a ser conscientes y establecer relaciones con el entorno que les rodea.
La percepción de la forma les ayuda a extraer información sobre los límites de lo que perciben, mediante los contornos y los contrastes pueden procesar nueva información.
Ambos tipos de percepción están relacionadas con la percepción visual, háptica y kinestésica ayudándoles en la apreciación de cualidades como la textura, el tamaño, la forma, el peso o la temperatura de un objeto. La percepción es un proceso cognitivo múltiple y complejo que va acompañando al niño a lo largo de su desarrollo de una forma espontánea, pero además puede ser entrenado con la atención consciente de los estímulos que recibe.
Una vez recibido el estímulo, las fases de la percepción requieren:
La atención y selección que filtra y elige qué información recibe el niño. Esta fase está mediada por sus experiencias, sus necesidades y sus preferencias. Funciona como una puerta de entrada para dar cabida a diferentes opciones que poder elegir.
En la organización de los estímulos el niño agrupa la información de lo percibido en su conjunto, de forma sinérgica percibiendo la simultaneidad de los diferentes estímulos y que les aportan nueva información. En esta fase surgen oportunidades para dar cabida a la imaginación y la creatividad.
En la fase de interpretación dota con significado lo percibido, completando la experiencia que una vez más va a estar modulada por las experiencias y las expectativas de los niños.
La percepción o la interpretación que le damos a las imágenes es un proceso que nos acompaña durante toda la vida. La ordenación de los estímulos percibidos facilita a nuestros niños a construir significados, identificar conceptos y situaciones que, con el paso del tiempo, van agudizando sus sentidos, ayudándoles a explorar su entorno.
A partir de aquí, el pensamiento creativo y la imaginación, tienen el campo sembrado para fructificar.
¡Bienvenidos al nuevo curso!
Ana Martín