CERÁMICA

En la última hornada de este trimestre,  hemos cocido las piezas de los alumnos de sexto. La cerámica les gusta a nuestros alumnos. Cuando me piden trabajar con la arcilla, sin ser conscientes, me están pidiendo trabajar de otra manera. Trabajar siguiendo procesos pausados, de experimentación.

Manipular este material, vivir las diferentes fases, hasta que lo ven convertido en una bella pieza de cerámica, les involucra en un proceso que contribuye a frenar su impulsividad, tan activada en esta época; a poner en práctica sus decisiones y autocontrol, necesarios para dominar la técnica; a controlar el desajuste de las esperas que se requieren para obtener una recompensa, vivimos inmersos en la cultura de la inmediatez.

Mientras trabajan experimentan sensaciones físicas, crean pensamiento tomando decisiones, desarrollan la coordinación viso motriz, cuya  información les ayuda a corregir movimientos,  en un proceso de retroalimentación constante. Durante el tiempo de trabajo producen gran cantidad de actos motores muy precisos que requieren habilidad y entrenamiento. En sus producciones finales podemos observar cómo han conseguido mejorar esas habilidades.

En cuanto al esmaltado, son ya unos expertos, controlan aspectos tan sutiles como la adecuada densidad del esmalte para su aplicación. Y además, viven algo que es crucial, disfrutar mientras trabajan.

Ana Martín

CERÁMICA

El grupo de tercero trabajó con una arcilla que estaba muy blanda. Para poder manejarla, tuvieron que amasarla repetidas veces hasta conseguir que estuviera maleable.

¿Por qué se me queda pegada en las manos?. Nosotros solemos reciclar la arcilla, después de cada trabajo, guardamos la que nos sobra. Por lo general los trozos desechados, tras de ser manipulados, quedan muy secos; añadimos agua para recuperarla.

A los alumnos les encanta «hacer barro» con la arcilla, suelen añadir demasiada agua cuando la manipulan, en esta ocasión tuvieron que revertir su estado. Experimentaron los inconvenientes de la excesiva humedad; aún así se atrevieron a hacer cuencos a base de churros y algunos objetos delicados.

El esmaltado es un proceso que les encanta, algunos probaron a bañar su pieza en el esmalte, aunque a ellos les gusta más la aplicación con pincel.

Ana Martín

CERÁMICA

Como todos los cursos, el grupo de quinto disfrutó de su sesión de arcilla. Algunos alumnos dedicaron un buen rato al goce de su manipulación, apretándola, aplanándola, grabando en ella el rastro de sus manos. El elemento de juego pervive en sus producciones, aunque predominan ya, las formas utilitarias: porta velas, joyero, especiero, jabonera, lapicero…

La sesión de esmaltado les entusiasma también, saben qué colores quieren usar y preguntan sobre los cambios que experimentará el color de los esmaltes en el horno.

Ana Martín

CERÁMICA

 

Los trabajos del grupo de cuarto, ya están expuestos en la entrada del aulario. Observando sus producciones, recuerdo el momento en el que las modelaron. Comienzan a ser algo más conscientes de las exigencias técnicas para conseguir resultados satisfactorios. Es por ello que, a la hora de decidir qué hacer, les surgen las dudas.  Como en cursos anteriores, sus gustos se inclinan por objetos lúdicos: muñecos, canicas, circuitos de coches; o de uso culinario: trozos de pizza, rosquillas…Cuando tienen la arcilla entre sus manos se sienten en una situación de goce lúdico. Pienso que nuestras sugerencias adultas, relacionadas con la ventaja de elaborar objetos más utilitarios, condiciona sus decisiones sobre lo que acaban elaborando.

Independientemente del criterio que adopten, lo importante es el dominio que van adquiriendo de la técnica, las decisiones que toman en cuanto al tamaño, grosor, vaciado, pegado de piezas, humedad adecuada para trabajar…

Esa especialización técnica que van adquiriendo, se extiende también al proceso del esmaltado. Son más selectivos a la hora de utilizar el esmalte, comienzan a controlar su adecuada densidad y la intensidad de las pinceladas al aplicarlo.

Ana Martín

CERÁMICA

Acabado todo el proceso, éstos son los trabajos de cerámica de los alumnos de segundo. Tras varias semanas de espera, estaban ya impacientes por ver el resultado. Les entiendo, llevo muchos años cociendo cerámica y, cada vez que espero el resultado de una cochura, tengo la misma inquietud. ¿Quedarán bien los esmaltes?, ¿cómo reaccionarán los colores?, ¿se romperá algo?; es una sensación de asombro renovada en cada hornada, expectante ante lo inesperado.

En la sesión de modelado aprenden el manejo de la arcilla. Es un material que reacciona ante nuestras manipulaciones y con el calor que le transmitimos, cuando está entre nuestras manos. No es un material inerte, experimenta cambios físicos; en su composición -Al2O3 · 2SiO2 · 2H2O-, el agua es un elemento esencial que condiciona el proceso de trabajo. Mientras modelan tienen que ir controlando los requerimientos de esta técnica, para obtener un resultado satisfactorio.

Tras la primera cochura, procedemos al esmaltado. En esta ocasión experimentamos con la técnica de sobrecubierta; bañamos las piezas con esmalte blanco y encima aplicamos los pigmentos para su decoración.

Renovamos, de nuevo, las expectativas ante los resultados de la cochura.

Ana Martín