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THE SELF-PORTRAIT EXPERIENCE

La experiencia del autorretrato en primaria, se desarrolla a lo largo de seis años. Mis alumnos me preguntan  porqué lo realizamos todos los años;  la mayoría de ellos lo viven como una situación  estresante, sobre todo a partir del segundo ciclo. Defiendo este trabajo ante mis alumnos, la experiencia de todos estos años me lleva a motivarles en la superación de los inconvenientes y cada año me reafirmo en lo positivo de esta tarea. Realizar el autorretrato les ayuda en varios aspectos:

  • Les sirve como modelo para el ensayo del dibujo del rostro humano.
  • Comprueban que la  evolución del dibujo,  depende del trabajo y de la superación personal en cada etapa de su crecimiento.
  • Ofrece una oportunidad de auto-conocimiento, de aceptación de la propia imagen.
  • Les brinda la oportunidad para aceptar al niño que han sido, al de seis, siete, ocho… con sus miedos, limitaciones y capacidades. Aprenden a extrapolar la experiencia a  situaciones presentes.

Cada año guardo los trabajos del autorretrato, cuando llegan a sexto se los entrego.

En el momento de repartir los trabajos, se produce una explosión de sentimientos, risas, asombro, incomodidad por el trabajo realizado años atrás, críticas personales al niño que fueron. Analizan los trabajos, los muestran a sus compañeros, o tratan de ocultarlos. Hablamos sobre la aceptación de cada etapa, sobre la validez de la superación personal mediante el trabajo. Poco a poco va llegando la calma, todos los sentimientos encuentran un equilibrio y disfrutan organizando sus autorretratos en la cartulina. Vivir estos momentos junto a ellos, se convierte en  una experiencia extraordinaria.

Ana Martín

AUTORRETRATO

El autorretrato, en el grupo de sexto, supone un gran desafío personal. El curso pasado, la mayoría mostraban la  necesidad de ejecutar su dibujo de forma realista. Ahora es para todos una necesidad ineludible y auto-impuesta. Para conseguirlo, toman medidas de su cara representada en una foto; hacen varios bocetos; aplican lo que aprendieron sobre las diversas partes del rostro; repiten el trabajo, si lo consideran necesario. En lo que se muestran cautos es en la aplicación del color, por eso sus dibujos aparecen tenues o incluso en blanco y negro.

Durante el proceso, van superando el miedo a que su dibujo no cumpla sus expectativas, a no reconocerse en él.  Algunos comentan: -¡Si me parezco a mi hermano!-, -¡Este no soy yo, es mi padre!-. Observando sus trabajos parece que abrimos una ventana al futuro. El autorretrato es uno de los temas más difíciles a los que ha de enfrentarse un artista. Los alumnos de sexto,  han plasmado los rasgos físicos de su rostro; y aún partiendo de la pose hierática de su foto, observando sus ojos, cada mirada me trasmite una expresión diferente.

Para concluir las alusiones a los autorretratos literarios, he escogido el autorretrato, que a modo de epitafio, escribió el poeta chileno  Nicanor Parra. Me llama la atención la inclusión de sus progenitores, la combinación de lo físico y lo psíquico en un tono de autocrítica. Por un lado, resulta cómica  la descripción de su físico y dual la de su psique, casi burlesca.

De estatura mediana,

Con una voz ni delgada ni gruesa,

Hijo mayor de profesor primario

Y de una modista de trastienda;

Flaco de nacimiento

Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;

Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas

Y una nariz de boxeador mulato

Baja a la boca de ídolo azteca

-Todo esto bañado

Por una luz entre irónica y pérfida
-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla

De vinagre y de aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!

Obra gruesa, Nicanor Parra, 1969.

Ana Martín

AUTORRETRATO

Partiendo de una foto personal, los alumnos de quinto han hecho un gran ejercicio en el encuadre y composición de su rostro. Han prestado atención a los ojos, las cejas, la nariz, la boca, los labios, el color de su piel y de su pelo.

Durante la realización del autorretrato surgieron muchas dudas sobre cómo hacer las diferentes partes del rostro. En esta edad, sienten la imperiosa necesidad de conseguir un dibujo lo más realista posible. Para poder ensayar, dedicamos la siguiente sesión a la ejecución  de  diferentes bocetos. Os muestro algunos de los trabajos que realizaron.

«Los ojos verdes, rasgados; las pestañas luengas; las cejas delgadas y alzadas; la nariz mediana; la boca pequeña; los dientes menudos y blancos; los labios, colorados y grosezuelos; el torno del rostro poco más luengo que redondo; […] La tez lisa, lustrosa; el cuero suyo oscurece la nieve, la color mezclada, cual ella la escogió para sí. «

La Celestina, Fernando de Rojas.

Ana Martín

AUTORRETRATO

En el grupo de segundo, para el diseño del autorretrato, realizamos una combinación entre la  prosopografía y la etopeya literaria.

Los rasgos físicos, la apariencia externa se resuelven mediante el dibujo; además, cada alumno añade debajo de su rostro, una descripción de sus rasgos psicológicos, su manera de ser, de actuar, sus gustos…

Indagamos de esta forma, en lo personal, en temas relacionados con la vida de los alumnos, en sus ideas o sentimientos sobre ellos mismos; y todo ello  en un intento de autoconocimiento.

-«Pienso en hacer lo correcto»- «Lo mío es sonreír»- «Lo que más me  gusta es estar con mi hermana y mis titas favoritas»-  «Soy nervioso» -«Me gusta ser buena»- «Me gusta quedarme sentado leyendo»- «Soy tranquilo y amable.»

«Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo….

 Minicuento “El Otro Yo”, Mario Benedetti

Ana Martín

AUTORRETRATO

En primero, el dibujo del autorretrato se realiza con una gran dosis de ingenuidad y frescura. Son pocos los casos de bloqueo a la hora de abordar el dibujo de sus rostros. Se miran al espejo, se tocan la cara, hacen muecas, todo ello en un intento de recordar sus características para dibujarlas.

«Lord Henry se lo quedó mirando. Sí; no había la menor duda de que era extraordinariamente bien parecido, con labios muy rojos debidamente arqueados, ojos azules llenos de franqueza, rubios cabellos rizados. Había algo en su rostro que inspiraba inmediata confianza. Estaba allí́ presente todo el candor de la juventud,…»

 Retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde

Ana Martín