CUADERNO DE ARTÍSTICA

Cada curso, en septiembre, renovamos nuestro cuaderno de artística. Esta libreta la realizamos y la encuadernamos en clase con el objeto de personalizarla. Los alumnos eligen el color de la portada, la cantidad de hojas, y el título que desean.

De esta forma el cuaderno puede ser: » Mi diario de dibujo», «Las ideas de mi cerebro», «Mi libreta de arte», «Mis dibujos preferidos». La imaginación se pone en marcha. Además del título, completan el diseño de la portada con un dibujo.

Personalizar este cuaderno les da la oportunidad de crear un espacio personal que se convierte desde ese momento en un lugar muy especial para expresarse a través del dibujo o del diseño de imágenes.

En este espacio de libre creación, tienen cabida cualquier tipo de imágenes que pasen por su cabeza. Pueden tener la forma de dibujo acabado o ser sólo bocetos. Incorporamos el termino de boceto en nuestro lenguaje y, de esta manera, le decimos a nuestro cerebro que el ensayo no es un fracaso. Los bosquejos trazados tras una idea, debemos integrarlos y validarlos  como parte del proceso, son propios de la tarea. Desbancamos así el mito de la mano movida como por arte de magia y validamos el  trabajo, el esfuerzo y la perseverancia.

En ocasiones surge la frustración al no conseguir la idea de forma inmediata o como lo está haciendo el compañero. Paulatinamente aprendemos a hacer frente a las ideas de fracaso, a aceptar nuestras propias creaciones, a dar cabida al ensayo como una parte esencial de nuestro aprendizaje.

Durante toda primaria, este cuaderno nos acompaña como un diario de imágenes, en las que la mirada del adulto no interfiere. Un trazo azorado, carente de sentido para nuestra mirada, puede responder a un estado de ánimo, a un instante de osadía, a un momento compartido con el compañero. Debemos tener paciencia y no juzgarlos, ya se juzgan ellos mismos y muchos son implacables. Lo realmente importante es que puedan fluir, que sus ideas broten con facilidad tanto en su forma manual como mental.

Muchas veces, mientras trabajan en el cuaderno, se producen sorprendentes sinergías, bien con el compañero cercano o incluso con gran parte de la clase.

Asocian ideas y crean historias compartidas que se convierten en centros de interés disfrutados entre los amigos. La clase y los compañeros; los insectos, sus casas y actividades; ropas y complementos. En otras ocasiones, los dibujos responden a historias particulares, las ideas fluyen en libertad, sin presión, indagan nuevas formas, el trazo se va puliendo y la imaginación se va soltando.

Esta locomotora perdió el control  en el puente de hierro una noche de luna y niebla, cuando regresaba a casa.

Ana Martín