AUTORRETRATO

Como tarea previa, mandamos a los alumnos al espejo para que analicen su cara; mas que mirar sus rostros, se dedican a hacer muecas o a acicalarse un poco, frente al espejo. ¿En qué medida recuerdan lo que han visto, cuando se sientan a dibujar?

Aunque aparentemente no lo parezca, ellos intentan reproducir algunas de sus características, pelo largo, rizado, rubio o moreno. Hablan entre ellos y comentan: » Te has hecho los ojos muy pequeños»,  «el pelo no lo tienes tan largo». Las niñas, se dibujan con el pelo suelto,  aún llevando coleta y, además se dibujan con diadema, aunque ese día no la lleven puesta.

El grupo de segundo, añade al dibujo, una descripción de su forma de ser, de elementos de su yo interior.

«Soy serio, bueno y divertido.  Soy feliz. Cuando me pongo triste a veces lloro. Soy nervioso. A veces chincho. Algunas veces sí tengo cara dura. Yo creo que soy traviesa. Soy amable y también me enfado a veces.  Tengo miedo a la oscuridad. Soy un poquito chulillo. A veces tengo vergüenza. Soy elástica, divertida, amable, loca. Me gusta mi familia. Soy trabajadora. Algunas veces también soy bueno, muy bueno…»

Observando sus dibujos veo cómo afloran sus características físicas: diversas tonalidades de la piel y del pelo, la falta de dientes – propio de esta edad- las gafas… Pero lo que más me asombra es el conocimiento que tienen de su carácter, que quieran compartir sus fobias, también sus aficiones y sus apegos. Me parece fantástico que reflejen  esa dualidad, tan real de: » ser paciente y nervioso, a veces sonriente y otras no, amable y también me enfado, tranquilo y nervioso». Y todo ello en un intento de ser consciente de su propia persona.

Ana Martín