Salida cultural a Orce

Como se suele decir, «vale más una imagen que mil palabras».

Aquí os dejamos algunas imágenes sobre nuestras actividades en la salida cultural. No son todas, hay muchas de individuos, parejas de amistades, etc. Hemos dado las indicaciones que se pueden traer pen-drive para grabarles sus fotos, así como su pequeña obra teatral del cómic, ya que nos es imposible subirlas.

Esperamos que os agraden.

Un saludo.

Jaime, Alberto, Juanjo y Laura.

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LAS FÁBULAS DE ESOPO.

El águila de ala cortada y la zorra.

Cierto día un hombre capturó a un águila, le cortó sus alas y la soltó en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el águila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se sentía como una reina encarcelada.

Pasó otro hombre que la vio, le gustó y decidió comprarla. Le arrancó las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Repuesta el águila de sus alas, alzó vuelo, apresó a una liebre para llevársela en agradecimiento a su liberador.

La vio una zorra y maliciosamente la mal aconsejaba diciéndole:

–No le lleves la liebre al que te liberó, sino al que te capturó; pues el que te liberó ya es bueno sin más estímulo. Procura más bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas.

Siempre corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinúan hacer lo incorrecto.

LAS FÁBULAS

Hoy, Olmo nos ha acercado a las fábulas contando su origen, lo que son y algunos autores importantes.

Ha narrado la fábula de «La zorra y el cuervo».  Continuará con otra narración y una pequeña tertulia sobre lo que las fábulas enseñan.

Aquí está su trabajo.

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Viaje a Orce: tercer día

El tercer día ya se notaba el cansancio. Costó un poquito despertar a algunos, pero con la ayuda de los más madrugadores, que se disfrazaron y entraron a las habitaciones con mucha marcha…fue pan comido. Dejamos recogidas las habitaciones y nuestras maletas listas para el regreso.

Después del desayuno fuimos a visitar el castillo-alcazaba. El grupo de investigación del monumento, explicó las características más importantes y el museo que alberga. Entramos en la torre y estuvimos disfrutando de su patio de armas donde Aberto G. explicó parte de su conferencia sobre las fortificaciones y los elementos que tienen.

Luego visitamos el museo prehistórico de Orce, donde hubo una minuciosa explicación a cargo de las guías del museo y se pudo ver muchos fósiles de animales, el esqueleto de un tigre diente de sable, un trozo del cráneo del primer hombre prehistórico de Europa, un asta de ciervo, mandíbulas de hienas, el esqueleto de una elefanta… Allí puediron comprar el recuerdo de Orce.

Volvemos al albergue. Nos lavamos y aseamos. Después de comer nos llegó el momento de los premios a las habitaciones y…el fin del viaje.

Os habrán contado y relatado las aventuras y anécdotas. El viaje ha sido sublime, pero también algo agotador por tantas actividades ¡no paramos ni un minuto!

Mañana os pondremos una galería de fotos de todos los momentos, tenemos unas tropecientas y hay que hacer una selección.

Juanjo y Laura

Viaje a Orce. Segundo día: excursión a la atalaya del Salar y piscina en Fuencaliente

Después de una noche estupenda, en la que pudimos dormir a pierna suelta (jajajaja), y un desayuno energético, nos preparamos para nuestra excursión a la atalaya del Salar: gorra, crema solar, tente-empie, bañador, toalla y agua.

 ¡Comienza la aventura! Hacemos un recorrido pintoresco por el pueblo hasta llegar al camino que nos conduciría a la atalaya. Durante el recorrido a pie, por supuesto, tuvimos la oportunidad de admirar el paisaje, pasamos por la ermita de San Antón (explicación incluida) ubicarnos, reconocer montañas y diferentes elementos del paisaje con la explicación a cargo del grupo que la trabajó, así como observar la fauna del lugar (lo que más llamó su atención era los buitres que sobrevolaban la zona). Por fin se veía la atalaya, a lo lejos podíamos distinguir los destellos del yeso, que hacían de ésta caminata un momento maravilloso. En esta ocasión, los ánimos y las fuerzas de la mayoría del personal, nos impidieron llegar hasta ella. Así que algunos se quedaron con ganas de coger yeso, pero si tuvieron una buena explicación de lo que era una atalaya y su función.

Ahora tocaba volver, la piscina de Fuencaliente nos esperaba, pero las fuerzas flaqueaban (y eso que no habíamos hecho ni la mitad del recorrido). Nuestro compañero Pablo L. nos amenizó el trayecto con su paso del «pavo», que todos acabamos haciendo y riéndonos de tan absurda situación ¡EN MITAD DEL CAMPO IMITANDO UN PAVO!!! JAJAJAJAJAJA

Una vez allí…¡a comer! Devoraban los bocatas de tortilla, hacían el vacío en las botellas de agua y reponían energías con un rico plátano para volver al agua. Llega la hora de los juegos, y al mismo tiempo que unos  jugaban en el césped al juego estrella de este viaje «el conejo de la suerte» (para eso no había que organizarlos, ellos solitos lo hacían muy bien), otros disfrutaban de sus habilidades con los palos chinos, los diabolos, las cariocas, bolas… Llegó el momento de bañarse, para esto tampoco hubo que organizarlos!!! Sin saber muy bien cómo, nos encontramos con una marabunta de niños con el bañador puesto preguntando ¿nos podemos bañar? Ante esta organización impoluta, nuestra respuesta no podía ser otra. Después de un fresquito baño junto a los barbos (la condición era que había que lavarse el pelo) y una energética merienda, llega le momento de regresar al albergue y, con él, el de revisar toda la instalación de la piscina recogiendo calcetines, gorras, toallas y cremas olvidadas. Una vez preparados para el regreso, se nos explicó al grupo el origen de Fuencaliente, así como la ubicación de Orce y su comarca. El camino de regreso, a pesar de ser largo, fue muy ameno y llevadero a compañado de anécdotas, chistes, canciones, etc.

Otra vez momento ducha, pero esta vez ¡con lavado de cabeza incluído! Los turnos fueron más eficaces, ya se habían organizado la noche anterior, y ahora sí les pedimos ¡10 minutos para ducharnos! El día de antes tuvimos que hacerlo a las 2 de la madrugada, cuando ya todos dormían. Cuando nos disponíamos a darnos una buena y relajante ducha… nooooooo!!!! Había llegado la hora de cenar, así que la mitad de nosotros no pudimos ducharnos tuvimos que hacerlo mientras ellos cenaban, y luego cenar como los pavos porque ellos no tienen espera!!!

Bajamos a cenar y… ¡sorpresa! Empiezan las primeras cabezadas en la mesa, los primeros ojos entornados y los bostezos más grandes que podáis imaginar. A pesar de ello, se espabilaron cuando contamos la velada en la plaza, y estuvimos allí hasta las doce de la noche. Pero vuestros hijos no perdonan, y ahora querían la fiesta de chuches. Se organizaron fiestas en las habitaciones, que terminaron convirtiéndose en auténticas «discotecas» (luces apagadas, luz de linterna, muuuuucha gente y música en un altavoz).

Cuando el reloj marcó la una y media de la madrugada, cerramos el chiringuito y… a dormir!

Bueno, ellos que podían, porque otros tuvimos que recorrer las habitaciones de los niños en busca de cama libre pues las nuestras habían sido invadidas por algunos de ellos.

Una vez encontramos hueco….. shhhhhhh!!!!! a dormir.